Revista Vientitrés 06/03/09
“El objetivo es colaborar en la construcción de una nueva fuerza de centroizquierda, nacional y popular, democrática, una fuerza política que tenga un profundo diálogo con la historia. Creemos que el sistema de partidos actual está agotado y las estructuras políticas tradicionales corrompidas. Es imposible construir lo nuevo sobre estructuras ancladas en lo viejo. Es necesario renovar la política, volver a creer en que vale la pena y se puede”, se entusiasma Sabbatella: “En Morón pudimos demostrar que no todo es lo mismo. Si bien no es Copenhague, se construyó un sentido de pertenencia en una ciudad que fue el paradigma de la corrupción menemista”, agrega.
Con el ejemplo de su pago chico como bandera –que dejará en manos de Lucas Ghi–, este joven de 38 años pretende volver a enamorar desde la política y unificar a una izquierda fragmentada. Las tratativas para conformar un frente progresista se extienden a los socialistas, al grupo de Miguel Bonasso y al de Carlos Heller. “Venimos de historias distintas pero tenemos una mirada común de hacia donde ir. Podemos converger en el mismo espacio”, explica.
–¿Cómo sintetizan sus diferencias respecto del Gobierno?
–Es cierto que hay diferencias. En este espacio progresista hay distintas valoraciones de lo que pasa en la Argentina. Hay algunos que son más opositores y otros más oficialistas. Esto es parte del debate de este espacio. Pero me parece que podría constituirse un espacio político donde se puedan procesar las diferencias y se pueda imaginar un rumbo común. Yo no sé si las diferencias sobre el presente permitirán una síntesis en ese sentido. Si eso no es viable, igual habrá que seguir conversando, porque a futuro el sistema político argentino tiene que estar ordenado de otra manera.
–¿Dejó de creer en el kirchnerismo?
–Nunca fui parte de la estructura kirchnerista. Cuando se planteó la transversalidad dijimos que no íbamos a ser parte porque iba a ser una estructura satelital del PJ. Electoralmente siempre fuimos con nuestra boleta. Este proceso tiene cosas positivas, que hay que sostener. Lo que le preocupa a la derecha del gobierno es lo que a nosotros nos gusta de él. Claramente hay un rumbo sobre algunos temas en el que nos sentimos parte y otros no.
–¿De quién se siente más cerca hoy, de Pino Solanas o de Néstor Kirchner?
–No es un problema de cercanía. Hay puntos en los que coincido más con Kirchner y puntos en los que coincido más con Pino. Cuando Pino expresa su preocupación sobre los recursos naturales de este país indiscutiblemente estoy de acuerdo con él. Cuando Kirchner planteó el debate sobre la recuperación de las jubilaciones o sobre las retenciones estuve de acuerdo con lo que planteaba el kirchnerismo. No es un tema de personas. Nos relacionamos desde lo que creemos.
–¿Cómo analiza la nueva alianza de De Narváez, Solá y Macri?
–Es una expresión del menemduhaldismo. Está en el marco de la reconstrucción del PJ. Es una opción a la derecha en el dispositivo político actual, es una alianza conservadora. Expresa las estructuras degradadas del PJ.
–¿Y en qué espacio del espectro político ubica a la Coalición Cívica?
–Esa coalición termina construyendo al radicalismo. Es una mirada conservadora, antipopular, en algunos casos elitista, también a la derecha del espectro político. Sin ir más lejos Carrió dice que hay que quitar las retenciones y cubrir el bache fiscal que eso produce con créditos del FMI. Pretende que todos los argentinos volvamos a endeudarnos y tengamos una relación de dependencia con el Fondo para garantizar la rentabilidad de los grupos concentrados del agro. Esto demuestra claramente que la oposición compite en una suerte de carrera para ver quién es más de derecha.
–¿Qué opina de la Mesa de Enlace?
–Es parte de la estrategia política de esas alianzas conservadoras. Defienden claramente el interés de los sectores más concentrados. Lejos están de representar lo que a mí sí me preocupa, que son el pequeño productor, el trabajador de campo y los pueblos del interior. Han demostrado ser parte de una estrategia política conservadora. Y cada vez más demuestran su perfil autoritario y extorsivo.
–¿A pesar de que estén Alfredo De Angeli y Eduardo Buzzi, que forman parte de la FAA, que es miembro de la CTA?
–Sí, la Federación Agraria ha dejado de representar los intereses de los pequeños productores para representar los mismos intereses de la Sociedad Rural. Y por supuesto eso también habla de sus dirigentes. Es una expresión de los intereses concentrados, al servicio de las estrategias políticas de derecha. Nosotros acompañamos las retenciones –segmentadas– porque creemos que es lógico que cuando hay un momento de rentabilidad extraordinaria hay que distribuir esa rentabilidad. De la misma manera que el Estado debe intervenir cuando hay problemas. La Mesa de Enlace quiere que el Estado esté cuando les conviene a ellos.
–¿Está de acuerdo con el posible proyecto oficial de un ente mixto que controle el comercio exterior de granos?
–Sí, estamos de acuerdo. Si el Gobierno interviene se podría garantizar un precio justo para los pequeños productores y una distribución de la renta en toda la cadena productiva. Así se evitaría que la renta quede concentrada en los exportadores y los acopiadores. También terminaría con las extorsiones de los sectores concentrados del agro y garantizaría el abastecimiento interno a precios más accesibles.
–Usted dijo que quiere ser gobernador de la provincia. ¿Se puede gobernar Buenos Aires sin el aparato del PJ?
–Absolutamente. Pero se necesita una fuerza política que pueda hacerlo. Si hay algo que demostramos en Morón es que se puede gobernar desde otra lógica y construir desde otro lugar. Los “barones” del conurbano quisieron instalar esta idea de que son absolutamente necesarios e imprescindibles y que sin ellos no se puede gobernar. Creo que es absolutamente viable. Estoy convencido de que se puede y se ha demostrado.
–¿Cuál es su balance del kirchnerismo?
–Inauguró cosas importantes como recuperar el valor de lo público, recuperar el rol del Estado, las políticas de integración regional, la perspectiva de derechos humanos, la renovación de la Corte. Esta idea tiene que ver con un nivel de ruptura, en un contexto regional positivo de gobiernos democráticos populares, que ha permitido abandonar el modelo neoliberal y empezar a dar debates para ampliar las democracias. El kirchnerismo inauguró estos debates. La recuperación de Aerolíneas, de las jubilaciones, todo esto nos parece importante. Pero a la par hay cuestiones que no compartimos. Lo que se planteó en el Indec, el tren bala, esa lógica de construcción política que es una suerte de toma todo donde antídoto y veneno pueden estar en el mismo espacio. Son cosas que no compartimos. Tiene esos claroscuros.
–Hablando de lo nuevo y lo viejo, ¿dónde lo ubica?
–Uno podría pensar que el kirchnerismo podría haber sido el que pusiera en crisis positivamente el sistema de partidos políticos actual para barajar y dar de vuelta y construir nuevas expresiones políticas. Pero eso no sucedió. Uno puede preguntarse si sin haberse parado sobre esa estructura del PJ podría haber construido el piso que construyó. Lo que es indiscutible es que ya le puso un techo.
–Si Kirchner se postula como diputado nacional por la provincia, ¿cómo se sentiría?
–No puedo hablar de candidatos porque no conozco quién se postulará en las otras fuerzas políticas.
–Si apoyó Aerolíneas, las retenciones y la nacionalización de las AFJP, los tres bastiones del Gobierno, ¿por qué no juega con el oficialismo?
–Porque sostenemos que se necesita construir fuerzas políticas nuevas que no tengan el límite que pone el PJ. Creemos que para avanzar hay que construir de otra manera. No estamos ni enfrente ni adentro. El kirchnerismo no es más de lo viejo, es mejor, pero es insuficiente. Hay que tomar lo mejor del kirchnerismo y que esos sean los cimientos para avanzar sobre las muchísimas cosas que faltan. Nosotros siempre vimos que la estructura del PJ estaba muy presente.
–Si no es ni enfrente ni adentro, ¿entonces dónde?
–No somos una fuerza oficialista ni opositora. Nos cuesta que nos ubiquen en esos términos. Somos una fuerza progresista, nacional-popular, democrática con vocación de mayoría, con vocación de gobierno.
–¿Por qué no pensar que su partido es una colectora del kirchnerismo?
–Nosotros nos planteamos como definición absoluta autonomía e independencia. No nos imaginamos como distintas patas de una misma mesa. Lo que no significa no acompañar ni apoyar las cosas con las que estamos de acuerdo. Una cosa es la autonomía y otra el acompañamiento de determinadas medidas de gobierno.
–¿Más que una crítica es un guiño hacia los adversarios internos?
–Hombres y mujeres de tradición peronista son absolutamente conscientes de lo que es el PJ hoy. Una cosa es la pertenencia a la historia del peronismo y otra la estructura del PJ. Convocamos a construir otra propuesta, sin que abandonen lo que son.
–En este nuevo rol de candidato al Parlamento, ¿qué les dice a sus electores?
–Nosotros no invitamos a elegir que alguien sea diputado. Eso no es lo que convoca. La representación en el Congreso es muy importante pero el desafío hoy es que esta campaña electoral permita debatir la necesidad de volver a creer y recuperar la esperanza. Digo lo mismo que decíamos aquí en Morón: nos vamos dando cuenta de que se puede. Que es mentira que hay que resignarse a lo que ya está. Planteamos que la candidatura sirve para estar en un momento fundante al calor de los debates que se dan en el país y los procesos que se dan en la región.
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