sábado, 28 de febrero de 2009
"Lo que hoy aparece como oposición es un retroceso"
-¿Será oficialista u opositor?
- Nos resulta difícil decir si somos oficialistas u opositores. No somos parte de ninguno de esos universos como están planteados hoy. La oposición con tal de oponerse dice que todo está mal. Y el oficialismo defiende hasta lo indefendible.
-¿Qué destaca de favorable de la gestión de los Kirchner?
-Apoyamos las retenciones al campo, pero con una segmentación que no la hubo. También estamos a favor del paso de la jubilación en manos del Estado, de la renovación de la Corte Suprema de Justicia, de la estatización de Aerolíneas Argentinas, de la política de Derechos Humanos.
-¿Y de negativo?
-El tren bala no puede ser una prioridad cuando no se puede viajar de Moreno a Once. Y lo que hacen con el INDEC es un desastre. El kichnerismo representó un ruptura a la década del 90, pero quedó estancado en viejas estructuras. El justicialismo le pone un techo muy bajo, porque en nombre de un mismo partido se hacen cosas muy distintas.
-¿Por qué no se une a la oposición?
-Lo que hoy aparece como oposición es un retroceso. Esas alianzas son por conveniencia, no por convicción. Carrió ahora se tira a la derecha con López Murphy. Y Macri juega con la interna peronista. Se pasan de un lado para el otro en busca de votos.
Sabbatella empezó a buscar quiénes lo acompañarán en su candidatura por el partido Encuentro por la democracia y la equidad. El primero que levantó la mano fue el titular de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Hugo Yasky.
Clarín pudo saber que también andan dando vueltas cerca de él -aunque sin confirmar, ni negar su apoyo- Pino Solanas, los dirigentes de Barrio de Pie Jorge Zeballos y Humberto Tumini, los diputados Carlos Reimundi, Miguel Bonasso y Eduardo Macaluse y, entre otros, el ex candidato a Vice Jefe de Gobierno Carlos Heller.
jueves, 26 de febrero de 2009
El poder de las Constituciones
John William Cooke fue uno de los más encendidos promotores de la Constitución de 1949.
América Latina vive épocas de cambio. En los ’80 era el continente con peor distribución de la riqueza y en el cual las empresas transnacionales extractivas lograban normativas muy favorables para consolidar sus intereses y llevar sus ganancias sin límites al extranjero. En los ’90, esa tendencia se profundizó porque las privatizaciones de los servicios públicos esenciales permitieron a los capitales financieros tener más control en la región. Cambios democráticos, a través de las urnas, permitieron la llegada de líderes políticos sin compromisos con las grandes potencias y que son expresión genuina de las grandes mayorías postergadas y explotadas por los modelos neoliberales.
Bolivia acaba de dar una lección al ratificar la nueva constitución que algunos llaman socialista pero que en realidad consolida el protagonismo de “los 36 pueblos originarios de Bolivia”. La nueva norma limita el latifundio y aprueba distintas formas de propiedad social y comunitaria. La prensa del establishment neoliberal enfatiza que esta norma puede ser “separatista” ya que sólo la votaron seis de cada diez bolivianos (desconociendo olímpicamente que sólo era necesario la mitad más uno de los votos) y que hay una región, “la medialuna”, que le es adversa a la carta magna (ignorando que en los Estados ricos, con centro en Santa Cruz, domina el poder de las transnacionales y sus empresas asociadas).
Pero los analistas y pensadores de las derechas latinoamericanas no sólo están preocupados por el caso boliviano. En Ecuador, en Venezuela y –en menor medida– en Brasil, las constituciones reconocen la propiedad social y sus líderes así como los partidos o coaliciones gobernantes, son impulsores de un nuevo orden económico social donde los derechos económico-sociales de los más desprotegidos tengan rango constitucional.
Argentina, hace 60 años. Hace pocos meses, el mundo celebraba el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Las imágenes de las matanzas de la segunda guerra y del genocidio judío inundaron las páginas de los periódicos, como si el estatuto promovido por las Naciones Unidas hubiera sido sólo una reafirmación del derecho a la vida. Sin embargo, esa declaración institucionalizó la segunda categoría de derechos humanos –los económicos, sociales y culturales– como un orden superador de los ya reconocidos a partir de la Revolución Francesa –es decir, los civiles y políticos–. Europa estaba, por entonces, sacudida por los reclamos obreros y por la fuerza de los partidos socialistas y comunistas que impulsaban estados activos en la reconstrucción europea. Por otra parte, en Asia y África, los movimientos de liberación nacional se alzaban contra la continuidad del saqueo colonial de ingleses, franceses y belgas, fundamentalmente.
Fue en ese contexto que la Argentina, que había consagrado los derechos económicos y sociales de los trabajadores, que había logrado una modificación drástica en el reparto de las riquezas y que había dotado al Estado de mecanismos de regulación de la renta agraria, convocó a una Convención Nacional Constituyente. Es decir, luego de asentarse una nueva alianza social en el poder –o al menos en resortes clave del poder político– se abrió un debate institucional en el cual las fuerzas sociales que se expresaban en el Justicialismo y sus partidos aliados querían consagrar nuevos derechos, en especial aquellas que garantizaran la función social de la propiedad y de la economía social de mercado.
John William Cooke, convencional constituyente, lo expresó de una manera clara en los fundamentos del cambio: “Ante el creciente poder de las grandes organizaciones capitalistas, de proyecciones mundiales, fue un mito la libertad, no ya económica, sino política. Este estado de cosas hizo entonces necesaria la intervención del Estado en la vida económica de las naciones, tanto para impedir la explotación de los débiles como para facilitar el desarrollo orgánico y equilibrado de las fuerzas económicas”.
El peronismo dobló en votos al radicalismo y si bien el partido de Yrigoyen había reconocido diez años atrás la necesidad de una nueva Constitución, le hizo el vacío a la convención. Las sesiones comenzaron el 24 de enero y terminaron con la jura del nuevo texto constitucional, el 16 de marzo.
Si bien Arturo Sampay es considerado el gran autor de lo que votó por abrumadora mayoría la convención, hubo otros aportantes clave. El mismo Perón siguió de cerca cada artículo. Domingo Mercante, también militar e hijo de un dirigente ferroviario socialista, que había sido secretario de Trabajo, fue el nexo principal con la CGT, que tenía al dirigente del gremio de la alimentación José Espejo como secretario general. Un conglomerado de pensadores cristianos –tomistas–, historiadores revisionistas, militares industrialistas y radicales de origen forjista dieron su aporte al nuevo orden planteado por esa Constitución.
El radicalismo hizo el vacío y tuvo a un pensador renovador como Moisés Lebensohn como vocero de su postura contra el cambio, centrando su postura en la oposición cerrada a la reelección presidencial incluida en la nueva Constitución. El cuco de Perón le permitía al partido de Yrigoyen conjurar las inmensas diferencias internas. Lebensohn era defensor a ultranza de los cambios económicos que permitieron la sustitución de importaciones, y el desarrollo industrial autónomo era favorable a la intervención del Estado en la economía; sin embargo, su pertenencia partidaria lo dejó junto a la mayoría radical que hacía de vocera y representante de los terratenientes y consignatarios de hacienda, argentinos asociados a los frigoríficos extranjeros, que constituían el motor del modelo agroexportador agotado tras el fin de la Primera Guerra Mundial.
Así, los radicales, tras concurrir a la primera sesión, decidieron hacer el vacío al debate y así tratar de deslegitimar su resultado, que era nada menos que la nueva Constitución que regiría en la Argentina.
Los contenidos y el final. Para darle dimensión a los intereses que había tras las posiciones partidarias, basta repasar algunos párrafos del artículo 40, que produjo pánico en los sectores más concentrados: “El Estado, mediante una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales asegurados en esta Constitución”.
Y más adelante dice, algo que no era apto para los corazones del poder económico: “Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias”.
Sin los radicales, que cuestionaban la legalidad de esta Constitución, los convencionales cantaron el himno nacional y la consagraron un 16 de marzo de 1949. El radicalismo planteó que no se cumplía con las dos terceras partes de los votos, ya que éstos se tenían que calcular sobre el total de los miembros del Congreso. Los peronistas decían que, como en el resto de las votaciones, se tomaba sobre los presentes.
Desde entonces y hasta ahora, la mayoría de los constitucionalistas parecen haber quedado encandilados por esta cuestión de números. Casi una excusa canalla para no volver al fondo. Porque, ¿con qué derecho se cuestiona la legalidad de la Constitución de 1949? Basta repasar quiénes y cómo la sepultaron para, sesenta años después, ver que enterraron a un vivo y no a un muerto. Fue el dictador Pedro Eugenio Aramburu, en abril de 1956, quien la derogó a través del decreto 229: dos meses después fusilaba, en nombre del Estado, a quienes se levantaban bajo el liderazgo del patriota Juan José Valle. Los radicales, que apoyaban esa dictadura, se olvidaron del debate apoyado en leyes y se inclinaron por apoyar el orden de las bayonetas. Al año siguiente, esa dictadura llamó a elecciones para, supuestamente, tratar un nuevo orden constitucional. Claro, tuvieron la precaución de no dejar participar al peronismo, proscripto, que castigó en las urnas esa burla con masivos votos en blanco, que constituyeron la primera minoría.
Pero hubo una Convención Constituyente lo mismo, donde los radicales ya no podían escuchar al estatista Lebensohn, muerto cuatro años atrás, cuya voz quizá hubiera aportado claridad frente a esa farsa. Apenas, dieron la cara para cumplir con la faena reclamada por los grandes consorcios que habían puesto al país al servicio de la propiedad privada concentrada. Se limitaron a derogar ese hecho maldito y peligroso, llamado la Constitución de 1949, que hoy respira en otras Constituciones latinoamericanas y que confía en volver a sembrar derechos en las tierras argentinas.
miércoles, 25 de febrero de 2009
“Me gustaría gobernar la provincia”
El intendente de Morón aspira a representar al centroizquierda. Cuenta que mantiene conversaciones con todos los sectores de ese espacio, pero admite diferencias en cuanto a la caracterización que cada uno hace del Gobierno.
Por Werner Pertot
Acodado al lado de una ventana del bar Británico, el intendente de Morón, Martín Sabbatella, anuncia en diálogo con Página/12 que se lanzará como candidato a diputado “para dar visibilidad a una nueva fuerza política de centroizquierda”. “Me gustaría gobernar la provincia de Buenos Aires”, revela el líder de Encuentro por la Democracia y la Equidad, que delinea su esquema de alianzas, marca sus diferencias con algunos sectores del centroizquierda y encuadra a la Mesa de Enlace como “parte de las alianzas conservadoras nacientes”.
–¿Por qué decidió ser candidato a diputado?
–No es sólo una decisión personal. En Encuentro decidimos que yo sea candidato, porque creemos que es necesario que nazcan fuerzas políticas nuevas. Las fuerzas políticas se convirtieron en estructuras vacías, pragmáticas, que terminan estando en un lugar u otro por conveniencia y no por convicción. Ven nichos a ocupar y para construir poder dicen todo lo contrario a lo que decían antes. Y lo hacen sin ponerse colorados. Es como decía Groucho Marx: “Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”. Cualquier colectivo los deja bien.
–¿Cómo se para esta nueva fuerza ante el oficialismo y la oposición?
–La oposición propone retroceder y el oficialismo propone resignarse al límite que le pone el PJ, nosotros decimos que hay que construir otra cosa. Queremos que la política vuelva a convocar, a enamorar, a entusiasmar, que vuelva a ser un proyecto de transformación. Y eso necesita de nuevas fuerzas que dialoguen con la historia, en el sentido de recoger lo mejor de los procesos populares y de transformación de nuestra historia nacional y latinoamericana. Queremos que esta candidatura sea un proceso electoral que le dé visibilidad a este debate.
–¿Cómo toman en Morón que no termine su mandato como intendente?
–En Morón se construyó un sentido de pertenencia a un proyecto común. Hay gente que hace un balance de nuestra gestión en términos de eficiencia y eficacia, que no es algo que el progresismo tenga que dejarle a los liberales. La sociedad de Morón se siente protagonista de esto que puede nacer. Es el momento de romper las fronteras de Morón. Queremos construir con otros y con otras.
–¿Con quiénes?
–Estamos conversando con todos los sectores: con el SI, con la CTA, con los socialistas, con Libres del Sur, con sectores del kirchnerismo críticos de la pejotización y del progresismo que son críticos de la derechización evidente de la Coalición (Cívica) conservadora.
–¿Es posible que converjan con el sector que impulsa la candidatura de Víctor De Gennaro?
–Vamos a seguir conversando con todo el mundo y tenemos muy buena relación. Es indiscutible que hay diferencias, pero también es indiscutible que hay una historia común y mucho respeto mutuo.
–¿Las diferencias pasan por la caracterización del gobierno nacional? Pino Solanas lo considera “la continuidad del menemismo”.
–No, claro. Es evidente que no tenemos esa caracterización. Nosotros pensamos que no es más de lo mismo, que es mejor, pero que es insuficiente. Valoramos el piso construido, que permite ir por más y criticamos los límites. Nosotros queremos pararnos sobre ese piso y romper el techo. Hay que ser respetuoso de las diferencias y los matices.
–¿Y cómo se hacen compatibles?
–Habrá que ver si es posible. Nosotros tenemos la voluntad, pero implica por supuesto un esfuerzo. Lo que hay que hacer es no debatirlo por los medios, sino juntarse y sentarse a conversar las coincidencias y las diferencias. Si se logra una expresión de unidad en 2009, bárbaro. Pero si eso no sucede, estoy convencido de que hay un futuro común a construir.
–¿Cómo se dirimirían las candidaturas?
–Los tendremos que debatir, pero antes hay que debatir las diferencias sobre el presente, el paso de una cultura testimonial a una cultura de gobierno. El centroizquierda se desencontró muchas veces en este país. Hay que intentar unir y eso requiere mecanismos institucionales que permitan procesar en unidad esas diferencias.
–Pero siempre está la discusión de quién encabeza la lista...
–Que en el centroizquierda hubo una cuota de mezquindad y de sectarismo, es real. Pero es consecuencia de la falta de debate profundo del para qué nace una fuerza, para qué toma la palabra, qué rol tiene que cumplir en la historia. Al no estar claro eso, la discusión pasó por los nombres. Hoy yo no considero que tengo la verdad, tengo una posición y la podemos debatir.
–¿Cómo ve la conformación de dos bloques, uno en torno de Elisa Carrió y el otro en torno de Mauricio Macri?
–La alianza De Narváez-Macri-Solá es claramente lo viejo y por derecha. Empiezan a mostrar más claramente a los dueños del poder y de los intereses concentrados. Le pasa lo mismo a la Coalición Cívica: quedó una estructura conservadora, antipopular, y a la derecha. Nacen con la estrategia de reconstruir el bipartidismo: uno es la reconstrucción del radicalismo conservador y el otro es la derecha de la interna del PJ.
–¿El centroderecha no está teniendo más lucidez que el centroizquierda para construir coaliciones hacia 2011?
–La derecha tiene más claro eso. Es cierto que el progresismo tuvo menor capacidad para articularse y todavía no construyó una fuerza política que exprese la redistribución de la riqueza como tema central en la lucha contra la desigualdad. Pero el contexto regional y el país da las condiciones para esa fuerza política. Sería un error desaprovechar la oportunidad y que no seamos capaces de construir esa fuerza política.
–Para usted, ¿el 2011 marca el fin de los Kirchner?
–No creo en el futurismo para ver dónde terminan. Lo que sí creo es que en el 2003 inauguraron debates interesantes y necesitamos que pueda continuar la recuperación de lo público y del rol del Estado, la política de derechos humanos y la integración regional. La oposición va contra ese piso y ofrece sólo retroceder.
–Pero la oposición está construyendo –por lo menos– dos candidatos. ¿Qué candidato tendría el centroizquierda en 2011?
–No lo sé.
–¿Puede ser Hermes Binner?
–Hay que ver cómo se da todo. Está todo abierto.
–¿Usted podría ser candidato a gobernador en 2011?
–Somos una fuerza política que quiere gobernar. Me gustaría gobernar la provincia de Buenos Aires. Puedo ser yo, pero también puede ser otro el candidato. Voy a estar donde haga falta.
–En Capital, ¿Aníbal Ibarra puede aglutinar el centroizquierda?
–El progresismo está en deuda en la ciudad y no creo que haya liderazgos excluyentes que puedan aglutinar al conjunto.
–¿Cómo ve que reaparezca Luis Zamora?
–Todos tienen derecho a expresarse. Es evidente que no es ahí donde yo me puedo sentir convocado.
–¿Con Luis Juez sigue teniendo diálogo?
–Con Juez evidentemente surgieron diferencias. Sigo creyendo que Juez es la expresión más cercana en Córdoba a la posibilidad de construir algo distinto. Pero no estoy de acuerdo con su diagnóstico de lo que pasa hoy en el país, ni con su marco de alianzas, tanto nacional como provincial.
–¿Cómo interpreta que el socialismo siga con la CC?
–El socialismo tiene diferentes posiciones y esto forma parte de su debate histórico y su relación con los procesos nacionales. Hay tres posiciones: una más opositora, otra más oficialista y otra que tiene una suerte de autonomía. Esto lo digo con absoluto respeto al socialismo.
–¿Cómo ve este nuevo lockout?
–La Mesa de Enlace mostró que tiene una estrategia política vinculada a las alianzas conservadoras nacientes, con un objetivo claro y político: ponerle freno a un proceso que tímidamente puede generar políticas distributivas. Es parte de las coaliciones conservadoras, funcional a la estrategia opositora y utiliza mecanismos extorsivos. Es muy posible que la Federación Agraria haya dejado de representar al productor familiar. Representa los mismos intereses que las otras entidades. Y Eduardo Buzzi decidió representar esos intereses.
–Pero Buzzi lo hace utilizando el discurso de la CTA, habla de los chicos que mueren de hambre...
–Es muy difícil creerle, cuando se lo ve brindando con champán en el Monumento de los Españoles. Están lejos de representar lo que sí me preocupa: el pequeño productor, los trabajadores del campo, los pueblos del interior afectados.
Sabbatella cree que el kirchnerismo “retrocede”
Diario Critica-El País
"El oficialismo toco su techo" Por Javier Romero
Por Javier Romero
El intendente de Morón será candidato bonaerense con una fuerza propia. Cuestiona también las variantes opositoras del PROperonismo y la Coalición Cívica: son “conservadoras, de derecha”.
El intendente de Morón, Martín Sabbatella, decidió lanzarse como candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires al frente de un partido propio: el Encuentro por la Democracia y la Equidad. Dice que no es opositor, pero se niega a ser llamado oficialista. Reconoce logros en el gobierno de los Kirchner, como la política de derechos humanos, la renovación de la Corte Suprema y la integración regional, pero apunta que la estructura del PJ le pone un techo y lo hace retroceder.
En su distrito superó tanto al Frente para la Victoria, como a la Coalición Cívica –a la que califica como fuerza conservadora– por más de 40 puntos. Se define como de centroizquierda y busca una alianza con el resto de las fuerzas progresistas, y enumera: socialistas, el SI, el Movimiento Libres del Sur, el Frente de Pino Solanas y Claudio Lozano y la CTA, cuyo líder, Hugo Yasky ya se pronunció a favor de su candidatura.
–¿Por qué va a ser candidato?
–Porque la candidatura va a servir para intentar construir nuevas fuerzas políticas ante la profunda crisis de representatividad que tiene el sistema de partidos políticos en nuestro país.
–Sin embargo hay intentos de parte de los partidos políticos de crear nuevos espacios. El PJ inventó el Frente para la Victoria. Los radicales, con la Coalición Cívica, van en el mismo sentido.
–Es cierto. Pero todo eso es parte de las viejas estructuras. No expresan vocación de cambio. No expresan la recuperación de la política como una herramienta de trasformación social. Lo primero que hay que hacer es recuperar el rol de la política. Que la política vuelva a convocar a proyectos colectivos. Que vuelva a entusiasmar, donde podamos volver a creer y que las fuerzas se ordenen en torno a ideas. Donde se recupere el valor de los debates. El valor de la ética en las prácticas políticas.
–¿No se siente convocado por ninguna de esas fuerzas?.
–No. Justamente porque creo que las estructuras tradicionales no están haciendo eso. Son pragmáticas, funcionales a cualquier ideología. En general, acompañan las cosas más por conveniencia que por convicción. Todos los nuevos espacios que se están constituyendo son parte de las viejas estructuras degradadas y por derecha.
–¿Se refiere al PROperonismo?
–Lo digo por los dos bloques que se han constituido ahora, tanto el de Mauricio Macri, Felipe Solá y Francisco de Narváez, como el de la Coalición con el radicalismo y Ricardo López Murphy. Son dos opciones claramente ancladas en lo viejo, además por derecha, conservadoras...
–¿Y el Gobierno?
–Yo creo que el Gobierno tiene cosas contradictorias. Ha generado un piso de cosas importantes en términos de recuperación del rol del Estado, integración regional, renovación de la Corte, perspectiva de derechos humanos; pero hay un límite claro en algunas políticas de profundización de la distribución, que es el tema central, y en lo que hace a la estructura política en la que se sostiene, que es quizás la que le haya permitido tener ese piso, pero también la que le pone el techo y empieza a comerle el gobierno y hacerlo retroceder.
–¿Y qué propone el Encuentro?
–Mire, la oposición propone retroceder y el oficialismo ofrece resignarse al techo que le pone el PJ. Frente a ese panorama creemos que debe haber una fuerza política fuera de esa lógica, autónoma, que reconozca el piso construido y darles continuidad a las cosas que tienen que ver con un rumbo en el cual creemos. También que produzca una profunda ruptura con lo que hace a las viejas lógicas y prácticas políticas para profundizar los cambios y no retroceder. Una fuerza política cuya autonomía permita apoyar lo que está bien y criticar lo que está mal.
lunes, 16 de febrero de 2009
Martin Sabbatella- Candidato
Morón, febrero de 2009
Estimado vecino, estimada vecina:
A través de esta carta quiero enviarle un afectuoso saludo a usted y a su familia, y anticiparle mi decisión de ser candidato a
diputado nacional en las elecciones de octubre próximo. Por mi responsabilidad como intendente y por el vínculo sincero que construimos juntos
durante estos años, quiero -antes de hacer pública esta determinación- compartirla con usted y con los vecinos y vecinas de Morón.
Estoy convencido de que es necesario continuar trabajando a favor de una sociedad más justa, democrática y solidaria. En Morón, en la provincia
y en todo el país, tenemos que seguir demostrando que es posible otra política: con convicciones, con principios, con honestidad, con coherencia entre
lo que se piensa, se dice y se hace; acompañando lo que consideramos que está bien, criticando lo que está mal y proponiendo lo que falta. Es posible y necesario
un proyecto político que vuelva a enamorar, que nos haga volver a creer, que invite a ser parte; un espacio que herede lo mejor de nuestra historia y tradiciones
políticas, en el que nos unamos de cara a la sociedad y el país que soñamos, para construir lo nuevo, para construir el futuro que deseamos.
Las y los moronenses sabemos que es posible, sabemos que no hay por qué bajar los brazos. Nos habían dicho que no valía la pena, que no
existía nada mejor por descubrir, que los partidos tradicionales eran los únicos que podían gobernar y que la suerte del pueblo estaba atada a lo que ellos
lograran o quisieran hacer. Nos aseguraron que no se podía y juntos demostramos que no era así, que no aceptábamos resignarnos, que queríamos
y podíamos marcar un antes y un después en la historia de Morón.
Y así demostramos que es posible construir un Estado honesto y democrático; un Estado para todos y, en especial, para quienes menos tienen;
un Estado que se preocupa por el desarrollo social, urbano, económico y cultural. Juntos demostramos que la participación tiene sentido, que la mejor
Democracia es la que ejercemos todos y todas, que podemos y debemos involucrarnos para hacer de éste un lugar mejor.
En estos años, conseguimos atravesar límites, derribar barreras y sortear obstáculos; saldar muchas deudas en materia de obras, iniciar proyectos
que parecían imposibles e implementar acciones y programas para ayudar a que nadie esté privado de sus derechos. Los y las habitantes de Morón
nos acostumbramos a participar, a discutir, a dar nuestra opinión, a escuchar a los demás. Y nos desacostumbramos -felizmente y para siempre- a la mentira,
a la corrupción, al abandono, al miedo, al egoísmo, a los privilegios. Estamos muy orgullosos de lo que hicimos juntos y absolutamente conscientes
de lo que falta.
Pero Morón no está al margen de la suerte de Argentina. Todavía tenemos mucho por hacer. Deseamos y merecemos ser habitantes de una
comuna y de un país más justo, con mejor distribución, más desarrollado, más solidario. Deseamos que nuestros hijos crezcan en una Argentina hermosa, en
la que no falte trabajo, en la que los salarios alcancen para vivir con dignidad, en la que nadie padezca el hambre o la miseria, en la que haya seguridad, en
la que la política deje de estar vinculada a los privilegios o a la corrupción, en la que se recupere el valor de la justicia, de la paz, de la verdad, de la solidaridad,
del respeto y de la libertad. Deseamos ser protagonistas, opinar sin temor, ser escuchados, compartir y encontrarnos con los otros.
Esa Patria, que es absolutamente posible y necesaria, requiere el compromiso de todos y todas. Y yo deseo ser parte de la construcción de
esa Argentina que aún está pendiente. Quiero colaborar, junto a muchos otros y muchas otras, en la tarea de transformar este presente y edificar un futuro
más justo para el conjunto de la sociedad.
Por eso, esta carta es más que una noticia sobre una decisión mía y del nuevo partido que estamos construyendo. Es una invitación a que
usted también sea parte, a que juntos podamos sentir -como sentimos en Morón desde hace años- que vamos por el buen camino.
Y podemos hacer esto con la tranquilidad de saber que hay un equipo muy sólido y eficiente en el Gobierno de Morón, y porque Lucas Ghi
-quien, llegado el momento, tendrá la responsabilidad de reemplazarme en la gestión- no sólo tiene enorme experiencia y capacidad sino
que comparte los mismos valores y principios que son la base de todos estos años de trabajo.
Vamos juntos por lo que hicimos y por lo que falta. Vamos desde Morón, desde Haedo, desde El Palomar, desde Castelar, desde Villa
Sarmiento, desde cada rincón de este lugar al que tanto queremos, para demostrar que no todo es lo mismo, que es posible un país en el que nadie quede a
la intemperie.
Muchas gracias por su compromiso y acompañamiento. Con el afecto de siempre
Martín Sabbatella
Esta carta se financia con aportes voluntarios depositados en la cuenta corriente nº 50133/6 Banco Provincia (suc. 5098 Morón), y es distribuida por militantes del
partido Encuentro por la Democracia y la Equidad / Nuevo Morón. www.partidoencuentro.org.ar - www.nuevomoron.org.ar
miércoles, 4 de febrero de 2009
Declaración de la Asamblea de los movimientos sociales, FSM 2009 – Belém
Para hacer frente a la crisis son necesarias alternativas anticapitalistas, antiracistas,
anti-imperialistas, feministas, ecológicas y socialistas.
Los movimientos sociales del mundo nos hemos reunido con ocasión de la celebración
del 9º FSM en Belém, en la Amazonia donde los pueblos resisten a la usurpación de la
naturaleza, sus territorios y su cultura.
Estamos en América Latina donde en las últimas décadas se ha dado el reencuentro
entre los movimientos sociales y los movimientos indígenas que desde su cosmovisión
cuestionan radicalmente el sistema capitalista; y en los últimos años ha conocido
luchas sociales muy radicales que condujeron al derrocamiento de gobiernos
neoliberales y el surgimiento de gobiernos que han llevado a cabo reformas positivas
como la nacionalización de sectores vitales de la economía y reformas
constitucionales democráticas.
En este contexto, los movimientos sociales de América latina han actuado de forma
acertada: apoyar las medidas positivas que adoptan estos gobiernos, manteniendo su
independencia y su capacidad de crítica en relación a ellos. Esas experiencias nos
ayudarán a reforzar la firme resistencia de los pueblos contra la política de los
gobiernos, de las grandes empresas y los banqueros que están descargando los
efectos de esta crisis sobre las espaldas de las y los oprimidos.
En la actualidad los movimientos sociales a escala planetaria afrontamos un desafío
de alcance histórico. La crisis capitalista internacional que impacta a la humanidad
se expresa en varios planos: es una crisis alimentaría, financiera, económica,
climática, energética, migratoria, de civilización, que viene a la par de la crisis del
orden y las estructuras políticas internacionales.
Estamos ante una crisis global provocada por el capitalismo que no tiene salida
dentro de este sistema. Todas las medidas adoptadas para salir de la crisis sólo
buscan socializar las pérdidas para asegurar la supervivencia de un sistema basado en
la privatización de sectores estratégicos de la economía, de los servicios públicos, de
los recursos naturales y energéticos, la mercantilización de la vida y la explotación
del trabajo y de la naturaleza, así como la transferencia de recursos de la periferia al
centro y de los trabajadores y trabajadoras a la clase capitalista.
Este sistema se rige por la explotación, la competencia exacerbada, la promoción del
interés privado individual en detrimento del colectivo y la acumulación frenética de
riqueza por un puñado de acaudalados. Genera guerras sangrientas, alimenta la
xenofobia, el racismo y los extremismos religiosos; agudiza la opresión de las mujeres
e incrementa la criminalización de los movimientos sociales. En el cuadro de estas
crisis, los derechos de los pueblos son sistemáticamente negados. La salvaje agresión
del gobierno israelí contra el pueblo palestino, violando el derecho internacional,
constituye un crimen de guerra, un crimen contra la humanidad y un símbolo de esta
negación que también sufren otros pueblos del mundo.
Para hacer frente a esta crisis, es necesario ir a la raíz de los problemas y avanzar lo
más rápidamente posible hacia la construcción de una alternativa radical que
erradique el sistema capitalista y la dominación patriarcal.
Es necesario construir una sociedad basada en la satisfacción de las necesidades
sociales y el respeto de los derechos de la naturaleza, así como en la participación
popular en un contexto de plenas libertades políticas. Es necesario garantizar la
vigencia de todos los tratados internacionales sobre los derechos civiles, políticos,
sociales y culturales (individuales y colectivos), que son indivisibles.
En este camino, tenemos que luchar impulsando la más amplia movilización popular,
por una serie de medidas urgentes como:
- La nacionalización de la banca sin indemnización y bajo control social
- Reducción del tiempo de trabajo sin reducción del salario
- Medidas para garantizar la soberanía alimentaria y energética
- Poner fin a las guerras, retirar las tropas de ocupación y desmantelar las bases
militares extranjeras
- Reconocer la soberanía y autonomía de los pueblos, garantizando el derecho a la
autodeterminación
- Garantizar el derecho a la tierra, territorio, trabajo, educación y salud para todas y
todos
- Democratizar los medios de comunicación y de conocimiento
El proceso de emancipación social que persigue el proyecto ecologista, socialista y
feminista del siglo 21 aspira a liberar a la sociedad de la dominación que ejercen los
capitalistas sobre los grandes medios de producción, comunicación y servicios,
apoyando formas de propiedad de interés social: pequeña propiedad territorial
familiar, propiedad pública, propiedad cooperativa, propiedad comunal y colectiva…
Esta alternativa debe ser feminista porque resulta imposible construir una sociedad
basada en la justicia social y la igualdad de derechos si la mitad de la humanidad es
oprimida y explotada.
Por último, nos comprometemos a enriquecer el proceso de la construcción de la
sociedad basada en el “buen vivir” reconociendo el protagonismo y la aportación de
los pueblos indígenas.
Los movimientos sociales estamos ante una ocasión histórica para desarrollar
iniciativas de emancipación a escala internacional. Sólo la lucha social de masas
puede sacar al pueblo de la crisis. Para impulsarla es necesario desarrollar un trabajo
de base de concienciación y movilización.
El desafió para los movimientos sociales, es lograr la convergencia de las
movilizaciones globales a escala planetaria y reforzar nuestra capacidad de acción
favoreciendo la convergencia de todos los movimientos que buscan resistir todas las
formas de opresión y explotación.
Para ello nos comprometemos a:
• Desarrollar una semana de acción global contra el capitalismo y la guerra del 28
de marzo al 4 de abril 2009;
• Movilización contra el G-20 el 28 de marzo;
• Movilización contra la guerra y la crisis el 30 de marzo;
• Día de solidaridad con el pueblo palestino impulsando el boicot, las
desinversiones y sanciones contra Israel, el 30 de marzo;
• Movilización contra la OTAN en su 60 aniversario 4 de abril; etc.
• Fortalecer las movilizaciones que desarrollamos anualmente:
- 8 de marzo: Día internacional de la Mujer
- 17 de abril: Día Internacional por la Soberanía Alimentaria
- 1 de Mayo: Día Internacional de los trabajadores y trabajadoras
- 12 de octubre: Movilización Global de lucha por la Madre Tierra contra la
colonización y la mercantilización de la Vida
• Impulsar las agendas de resistencia contra la cumbre del G-8 en Cerdeña, la
cumbre climática en Copenhague, la cumbre de las Américas en Trinidad y
Tobago...
Respondamos a la crisis con soluciones radicales e iniciativas emancipatorias.
Esta vergonzosa impunidad debe terminar. Los movimientos sociales
reafirman aquí su activo sostén a la lucha del pueblo palestino así como todas
las acciones de los pueblos del mundo contra la opresión.
martes, 3 de febrero de 2009
"¡Basta de barbarie! ¡Paz en Medio Oriente! "
En tanto la muerte sigue avanzando sobre la castigada tierra de Gaza y se renuevan las imágenes de cuerpos sangrantes entre los escombros, resulta intolerable la impasibilidad o la resignación con que parte de la sociedad, aquí y en todo el mundo, asiste al recrudecimiento del horror.
Como mujeres y hombres de la cultura, de las ciencias, de la política, de los movimientos sociales, comprometidos con los valores de una democracia auténtica y profunda, rechazamos categóricamente la doctrina de la muerte, según la cual la masacre de cientos de seres humanos – incluidos niños y mujeres – pueda ser la solución de un conflicto. La historia demuestra que la guerra es un crimen y su continuidad en el tiempo atenta contra la existencia misma de la especie humana, la cual continuará amenazada en tanto subsistan tales concepciones, avaladas tácita o explícitamente por la hipocresía de las grandes potencias y sus dirigentes.
Estamos a favor de la vida y nos duelen profundamente las muertes en ambas franjas del Medio Oriente. Repudiamos que se arrojen cohetes contra poblaciones civiles, pero con igual convicción sostenemos que no es mediante una respuesta desmesurada que se logrará la paz en la región. El incremento de la violencia bélica sólo provocará la continuidad del conflicto, con su secuela de destrucción y un altísimo costo para los pueblos.
No es posible detener la espiral de violencia cuando los primeros en atentar contra la vida y los más impunes son los más poderosos, con sus armas ultramodernas, sus enormes recursos económicos y el silencio que más se parece a un grito de las grandes potencias. Se impone, para bien de todos, parar la matanza, y el primer paso, ineludible para lograrlo, es la retirada de las tropas y el cese de los bombardeos por parte del Estado de Israel.
URGE LOGRAR LA PAZ Y UNA SOLUCION DEFINITIVA AL CONFLICTO, BASADA EN EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE LA CONVIVENCIA ENTRE LOS PUEBLOS Y LA EXISTENCIA DE DOS ESTADOS SOBERANOS.
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Bienvenidos!!
Este espacio o blogger es para compartir con todos ustedes, compañe@s y/o simpatizantes, este nuevo desafío que es muy importante para los que somos parte de este espacio político que nos proponemos a demostrar que la política es "buena" y se puede cambiar los métodos de la vieja política y creer que es nuestro tiempo el tiempo principalmente del cambio generacional, de los jóvenes que ya no somos el futuro de nuestro querido país sino ya serán en algunos casos nuestros hijos o nietos....por esto decimos y hacemos...decimos que esto hay que cambiarlo y que así no se puede seguir mas que esta sociedad debe cambiar y mucho y hacemos, nos comprometimos a participar o militar en la política; en hacer sentir y oír nuestros deseos y reclamos...hacemos, para tener un futuro mejor con más igualdad, solidaridad y justicia social;todo esto se gana!!!
'Si los honestos no participan, seguirán gobernando los malvados'
Marthin Luther King